Abriendo los ojos

Llega un momento que miras alrededor, sólo observas, sin juzgar, sin fijarte, sólo abriendo los ojos a tu propia realidad. Y te preguntas si merece la pena (y si algún día la mereció o la merecerá).

Ves el vacío, lleno de seres volubles, cambiantes, traicioneros, que se mueven por impulsos por los que jamás te moverías tú. Los mueven sus pasiones, sus apetencias, sus egoismos, su orgullo y su ansia de compararse y ser más (más que quién?si cada uno compite por otra cosa). Otros se mueven por sus instintos y fijaciones (quiero esto y no importa la manera en que lo consiga) y allá van destrozando lo que haga falta por obtener su recompensa.

Ves la capacidad de hipocresía y disimulo, de alabanza ponzoñosa y de nadar en tramas ocultas urdiendo planes que no llevan a ningún lado, disfrutando con el dolor ajeno y rabiando con la felicidad de otros. Y piensas… aquí he de abrir yo mi corazón?(bastante peligroso).

Y procuras apartarte, hacer que no ves, hacer que no oyes, hacer que no existes y guardar bajo llave y tras un castillo tu propio yo para que nadie pueda llegar y destruirlo. Y alejarte lo más posible.

Y sigues, y sigues y un buen día te das cuenta que también los que más querías son capaces de traicionar (eso sí que duele). Ves que hubieras dado tu sangre en balde, que aquellos por quienes la hubieras dado y hubieras peleado con uñas y dientes, con muy buenas palabras, con tiempos y tiempos de paciente hipocresía son unos Judas que te venden por algo que ni vale los 30 denarios (porque la confianza y la lealtad no tienen precio).

Y nada importa ya en este mundo frío mas que tener lo que apetece, nada más que cada uno salirse con la suya (y si es necesario se pisan los cráneos de los cadáveres que se hayan dejado en el camino). Pero hay que seguir aquí, como se pueda, sin traicionarse a uno mismo matando los propios principios y volviéndose como el resto (jamás entenderé la traición y la deslealtad).

Muy lejos ha quedado el no hagas lo que no te gustaría que te hicieran. Olvidado está lo que significa dar la palabra o hacer una promesa. Gastadas de tan maltratadas y mal usadas las palabras «confía en mí» (y las hay que aún las creíamos). Cambiados por acercamientos por interés los lazos reales de amistad que se basaban en la confianza, el respeto y la sinceridad. Ya es mejor no saber nada de nadie y que nadie sepa nada de uno, porque después cada uno lo entiende como le conviene (y esa conveniencia será siempre en tu contra)

Y es entonces cuando te haces un ovillo impermeable, con cara de póker que tapa la cara de asco. Cuando decides no ser tú, sino alguien que está allí que ni siente ni padece y dejan ya de importarle ciertas cosas (por no decir todas). Y cuando te tienden una mano recordar que después vendrá la otra a cobrarse su precio (siempre desorbitado).

Y das gracias por que existe gente como tú (poca, muy poca), y das gracias por tener a algunos de ellos a tu lado, y sabes que, aunque nunca más vuelvas a tender tu mano tampoco serás injusta (sería traicionarse a una misma), aunque decidas que nunca más vas a permitirte coger cariño a nadie tampoco vas a odiar (demasiado esfuerzo por algo tan poco valioso). Te das cuenta de que en ciertos momentos y con ciertas personas no merece la pena sentir (absolutamente nada), ni siquiera lástima ni compasión, ni siquiera rechazo (cada uno es como es y nadie tiene derecho a por ello discriminarlo).

Pero jamás, volverse como ellos. No es bueno el odio y tampoco el cariño (en estos casos) pero lo que sería realmente horrible es volverse así, frívolo, traidor, desleal e interesado.

Puedo vivir sintiéndome traicionada, engañada y despreciada, pero no podría vivir sabiendo que soy capaz de todo ello y de seguir sonriendo cada día como si nada. Prefiero que me vendan, que me mientan y que se burlen de mí, que venderme yo misma, vender mi integridad y mi conciencia por unas cuantas monedas de falsa felicidad.

Seguirán clavándome dagas por la espalda (lo sé), seguirán engañándome (o yo dejándome engañar) pero jamás nadie conseguirá que al caer la noche mi conciencia no esté en paz conmigo misma.

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