Bipolaridad

No puedo evitarte aunque no te busque. Y te encuentro. Y te evito. Y exploto minuto a minuto sintiendo todo junto y sin saber que sentir. Te ansío y recuerdo tus besos, tus manos, tu aliento y recuerdo el placer, mientras siento como la rabia nace en mi vientre y va subiendo por mi cuerpo, siempre de color azul, como una ola de electricidad que me da escalofríos. Y te odio.
Me hablas. Y me pierdo en tu voz, cerrando los ojos mientras te imagino sonriéndome y vuelvo a sentir la misma pasión, y sigo escuchándote y cada palabra me suena a mentira. Y vienen a mi mente los planes rotos que sólo eran engaños, las palabras hermosas que sólo eran trampas.Y tengo ganas de gritar.Y entonces te odio.
Y te veo y siento las ganas de besarte, junto con las de herirte y vuelvo a evitarte para no tener que elegir, ni hacer ambas cosas. Y mi orgullo devora mis ganas de llorar. Y te sigo odiando pese al deseo. Y tengo ganas de huir. Y me escondo para odiarte.
Me muerdo los labios hasta sangrar para no decir tu nombre, escondo mis manos apretándolas hasta dejarlas blancas para no escribirlo, invento mil nombres de mil hombres para no pensarlo. Pero siempre estás ahí, en cada palabra y cada pensamiento. Y en cada uno de ellos te odio.
Y mi mente va de un lado a otro, sin querer creer que las cosas son como son. Sin querer creer que hay razones para el odio, sin querer creer que hay razones para lo contrario. Sin encontrar motivos para sentir ni motivos para dejar de sentir.
Y me deja en un limbo lleno de niebla, sin salida, sin saber como he llegado, perdida entre el amor y el odio, sin decantarme por ninguno ni saber cual descartar. Agotada de tanto pensar, sentir, sufrir e intentar no hacer nada de ello.
Y ver que no te importa aún hace que te odie más. Y saber que te ríes de ello me hace entender que no mereces ni que te recuerde. La indiferencia al daño causado me hace ver que no mereces ningún tipo de sentimiento, ni siquiera el odio, pero sigo sin querer convencerme. Quizás me niego a creer que alguien a quien quise pueda ser tan miserable, quizás simplemente no acepto que pudiera equivocarme tanto y confiar en alguien tan vacío, sin alma, sin corazón y sin escrúpulos, y vuelvo a dudar y vuelvo a querer, y me doy cuenta de que vuelvo a engañarme, esta vez yo misma. Y te odio.
Y sigo perdiéndome en mi bipolaridad hacia ti, y me doy cuenta de que lo que más duele es ver que soy capaz de odiarte, y que tú eres ajeno a todo ello, que el odio ya no existía en mi vida hasta que te abrí la puerta y que ya no sé como echarlo ni sé si quiero. Y te odio y me odio por no saber como dejar de quererte ni como dejar de odiarte.

Deja un comentario